Llegué a casa ese día y me pareció estar en una sala enorme con sillones y gente que te mira con envidia mientras tú te echas a que te sirvan. Así estaba yo cuando llegó mi madre y me pidió que le ayudase a sacar la compra del coche.
Cuando acabé, le dije a mi madre que me llamase para la cena, que estaba cansado y que me iba a la habitación a ver un poco la tele.
No volví a cenar con mis padres hasta el mes siguiente.
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